viernes, 20 de febrero de 2009

Perdido en la calle Esperanza

crisis

¡¡¡Hasta los putos huevos!!! Una buena forma de empezar esta entrada ¿no? Pues si, esa es la sensación y animosidad con la que vivo unas semanas en la que, por fin, la crisis me afecta directamente. La verdad es que la moral se le queda a uno por los suelos por mucha positividad que le intente echar al asunto. El patio no está para tirar cohetes, ni mucho menos.

El año pasado viví una ruptura sentimental después de cinco años. Nadie se muere por ello, sufrir se sufre, pero supe recomponerme e incluso conocerme más a mi mismo. Gané mucho la verdad, en seguridad y sobre todo en una serie de cambios que durante mucho tiempo creí imposibles. Parece ser que los malos momentos son perfectos para ponerse a prueba y atreverse a recorrer un camino tortuoso hacia la felicidad interna. Aún tengo coletazos emocionales, pero más bien ligados a lo que deseo en estos momentos. Soy optimista y, sobre todo, paciente. Estoy seguro de que todo saldrá bien.

El año fue transcurriendo y muchos de mis proyectos personales, sobre todo los relacionados con la música, parecían ir saliendo. En lo laboral estaba muy cómodo, con dos trabajos que me iban bien aunque para todo el tiempo que paso en ellos el salario no me cundía. Aún así soy/era feliz por ello. Antepongo mi felicidad y comodidad a tener que estar puteado e hipotecado de por vida. Prefiero un salario más bajo y calidad de vida a ganar mucho dinero y ser infeliz. Creo que en eso somos muchos los que estamos de acuerdo... otra cosa es que lo llevemos a cabo. Hasta ahora yo seguía esa línea.

La cuestión es que en uno de los dos trabajos, poco más o menos, me están dando a entender que en marzo... si te he visto no me acuerdo. Lo entiendo, la crisis afecta a los empresarios y no pueden llevar a cabo todos los gastos que les gustaría. Para ellos es más fácil (sobre todo porque no tienen otra opción) despedir a un empleado que dejar de pagar al estado. Muchos se ven en el dilema de preguntarse: Con esto que tengo ¿que hago? O le pago a los empleados o le pago al estado, pero a los dos me va a resultar imposible. La respuesta es clara... el estado no perdona, así que recorte de plantilla y listo. Para más inri, las dos empresas en las que trabajo son de amigos, por lo que entiendo el papel que le toca vivir a cada uno de ellos...

No lo sé, estoy bloqueado, es la primera vez en mi vida en la que una situación económica me afecta de esta manera. Encima, el quedarme sin trabajo supone ni tan siquiera disfrutar del paro, ya que he trabajado mucho tiempo en negro y ahora me tocará sufrir las consecuencias.

Además de estos dos trabajos, me dedico a la música, siempre por pasión no como fuente de ingresos, aunque mis beneficios me ha dado. Pues ahora, pasará a ser una de mis principales fuentes de ingresos... y os aseguro que no da ni para pipas.

¿Quien habrá sido el grandísimo hijo de puta que ha propiciado esta jodida situación? ¿Bush? ¿el estado por intentar esconder el bulto hasta que ya era demasiado tarde? ¿los bancos? ¿una mala gestión de la economía española basada durante mucho tiempo únicamente en la especulación de la vivienda? ¿o como decían Def con Dos la culpa de todo la tiene Yoko Ono? Pues mira, ni idea, la cuestión es que, sea de quien sea la culpa, el paro aumenta, la vida sigue igual de cara y a nosotros no nos queda más remedio que intentar alzar la cabeza orgullosos de nosotros mismos y tirar pa´lante... porque para que nos vamos a engañar, hundirnos en nuestras miserias y llorar nuestras penas no valdrá de nada... y si os soy sincero es de lo único que tengo ganas ahora.

Nunca pensé que tener un blog fuese tan terapéutico. Al principio lo abrí para subir algunos discos y demás pamplinas, pero la verdad que este espacio virtual me sirve, en esos momentos, ya sean buenos o malos, como medio de expulsión, de limpieza, de purificación. Muy a menudo los pensamientos rondan de un lado a otro en nuestra cabeza, sin salir, pudriéndose cada vez más o alimentando una falsa ilusión presa del entusiasmo, y el simple hecho de escribirlas es como hablar en alto y permitir que ese pájaro (sea golondrina o cuervo) vuele libre abandonándonos aunque sea temporalemente.

En definitiva amigos, que pase lo que pase hay que coger al toro por los cuernos. No perdamos la calma y mucho menos el sentido del humor. Y si hay que gritar se grita, y si hay que llorar se llora... pero cada cosa en su justa medida.