miércoles, 1 de julio de 2009

Aquello que nunca haría...

yoga

Fiel a mis últimos pasos, lentos pero seguros, sigo proponiéndome cosas que pensé nunca haría, ya fuese por ideología o por bloqueos de algún tipo. El último paso andado, que realmente no ha sido más que un comienzo, ha sido ir a Yoga. Siempre he sido muy reticente ha ello, más que nada por prejuicios que yo mismo me imponía. El exceso de espiritualidad incontrolada, la new age cuyas alas te permiten volar muy lejos de la realidad hasta incluso perder la perspectiva de lo real, todo esa "sobrevaloración" de lo espiritual por encima de todo lo demás me parecía un cuento repleto de inmadurez y de una escencia seudo infantil. Con el tiempo he ido descubriendo que realmente hay unas bases muy reales en todo ello, aunque sigue existiendo, desde mi punto de vista, mucha paja en el camino, demasiada diría yo, pero hay una parte con la que me quedo que me hace disfrutar con la persona que hayo en mi. Esto, a fin de cuentas, no será más que un ejercicio de autodescubrimiento necesario en nuestras vidas.

En definitiva y para no marear la perdiz, ayer fui a una sesión de Yoga por probar y ver de que trataba esa actividad de la que tanto me habían hablado. Pues para mi sorpresa, ha suscitado mi interés y volveré, concretamente dos veces por semana. Lo que realmente me convenció fue el ver como mi cuerpo se movía al completo, no se como explicarlo, pero una espcie de corriente fluia por caminos ya intransitados. Mi ausencia de deporte durante largos años en mi vida habían dejado mi cuerpo adormecido y justamente eso fue lo que sentí, como un despertar, como un grito caramelizado que susurraba en mi ser: "¿Ves? Estoy aquí para ti". Me ha resultado motivador y quiero experimentar un poco más para ver hasta donde puede llegar esto.

Otra sensación extraña fueron los momentos de relajación en los que, tumbado y con los ojos cerrados, llegué a perder el equilibrio... muy extraño. Aún así, lo que más me ha gustado de la sesión de ayer, es que no se respiraba ese aura de pajeo mental en que lo espiritual asciende como único ente renovador. Más bien era una comunión con tu propio cuerpo, sentirlo y experimentarlo y eso me ha parecido muy real.

Como podeis ver, el tema de la espiritualidad sigue siendo una asignatura pendiente. Me interesa y suscita en mi grandes ingógnitas. Es muy probable que mi educación religiosa y el repudio hacia ella tenga mucho que ver, pero mi curiosidad me llevará a descubrir mi propia verdad, estoy seguro de ello.

2 comentarios:

Ariadna dijo...

Hola guapo

¿Qué tal? has seguido yendo? Yo acabo de hacer un poco en casa. Procuro hacer algo de vez en cuando desde que deje de ir a clase y es increible lo que me equilibra

un besito

El mejor profeta del futuro es el pasado dijo...

Pues si, sigo yendo. Ayer si que falté porque era el cumpleaños de mi compañera de piso y nos curramos una paletilla de cordero al horno... como estaba de buena!... la paletilla ;)

Besos y buen día!