martes, 13 de octubre de 2009

Hacia ningún lugar...

Photobucket

Raudo y veloz el tiempo pasa ante mi. Nunca antes pensé que tal velocidad pudiese ser controlada y relativizada de tal manera que mis intereses pudiesen ser el punto de inflexión para tomar la desición que más me convenga. Ella no parecía saberlo, pero los demás tampoco tenían consciencia sobre ello. Yo mismo no me he percatado de esta situación hasta hoy. ¿Me habré visto expuesto a algún tipo de radiación o cualquier otro elemento capaz de hacerme mutar? ¿Será un poder extraordinario o simplemente la divina gracia? Sea lo que sea no es ningún milagro, lo he conseguido por méritos propios. El naufragio no era más que una cuestión de tiempo y la isla perdida no era tal, ella siempre supo donde estaba, siendo yo el perdido en su regazo. Su abrazo fue cálido y placentero, pero mi desidia y malestar no ayudaron en su labor. Ahora que todo va bien no se me ocurre otra cosa que abandonarla, huir de ella y su amor incondicional. Me lo ha dado todo, pero lo único que soy capaz de prometerle es que no se va a arrepentir. Ella ganará con mi marcha y sus lágrimas serán tesoros para el resto de mortales.

- ¿Pero que coño es lo que te ha hecho? No entiendo tu actitud - Carlos no ha parado de recriminarme todo lo sucedido y lo que aún está por pasar.

- Mira, no tengo palabras para explicarlo, pero es tan simple como que esto es lo que está sucediendo. No abandono a nadie, todo lo contrario, os llevo dentro y será a mi al que más le duela, pero tengo que seguir con mi vida. ¿Acaso te crees que no temo por las nuevas desiciones? Puedo estar equivocado, lo sé, pero también tengo la certeza de que la equivocación no es tal si no se lleva a cabo y de esta misma forma puede convertirse en un acierto, dejando al error anulado por si mismo.

- Tío, no te crees ni lo que tu mismo dices, ¡¡¡estás flipando!!! - Carlos no quiere escucharme y mucho menos entenderme.

- No creo que esta conversación vaya más allá de simples reproches. Buscas las respuestas que quieres escuchar y, lo siento, pero no las vas a tener - le respondo.

- ¿Pero se puede saber que demonios es lo que te ha hecho ella? ¿Y que hay de todos nosotros? Eres un desagradecido y solo te digo que el tren pasa por esta estación una sola vez.

- Carlos, pareces bastante enojado. No tienes ningún derecho a estarlo y menos en poner trabas a mis propias desiciones. No abandono a nadie, solo vivo mi vida y el tren pasará tantas veces como tickets compre - Con estas últimas palabras le doy una afectiva palmada en el hombro izquierdo y abro la ventana.

- !No seas capullo!

Me viro y veo la ansiedad, el miedo, la angustia, el llanto, la soledad, todos los que conmigo habían coexistido, todos en uno. Les sonrío y sin mediar palabra me impulso al exterior.

La ciudad se ve pequeña a mi paso. Desde el cielo todo es más claro y el caos de la urbe no es más que un mapa de simple lectura. Con el gélido aire golpeándome el rostro, vuelo hacia un nuevo lugar. La migración no es más que un nuevo comienzo, un nuevo giro en esta grillada historia, pero, como en toda migración, se prevee una vuelta...

1 comentario:

Ros dijo...

CREO QUE ACABAN DE HABLAR DE USTED EN SIGLO XXI !!!!!