lunes, 25 de mayo de 2009

La justicia de Justice genera "Stress""

Hace escasamente un día colgué este vídeo en el facebook. No veais la polémica que se generó entre unos pocos. La cuestión es que el vídeo, para el que no lo conozca, es bastante violento. Para mi no deja de ser un trabajo impecable. La canción va ni que pintada con el tipo de vídeo, una especie de road movie callejera tipo dogma en la que unos niñatos ultra violentos no dejan títere con cabeza por allá donde pasan. Particularmente no creo que haya que tomarse las cosas tan en serio, aunque si es verdad que quizás habría que cuidar más los medios de difusión para dicho material... más que nada por los menores y personas sensibles a la violencia "gratuita".

El resultado final me parece grandioso. Consigue lo que se propone, incordiar e incluso hacer una muestra de cual es una parte fundamental de la violencia juvenil en las grandes ciudades... y probablemnte ni tan siquiera sea eso, quizás sea una gamberrada sin autocensura en la que se ha contado lo que se ha querido y como se deseado... menos mal que aún tenemos cierta libertad para elegir como contar las cosas...

Vista dicha polémica me pregunto que habrá pasado en aquellos años en los que se estrenó "La naranja mecánica" y hoy en día con la película "Martyrs", que también está recibiendo un aluvión de críticas por su feroz violencia sin límites... a mi me encantó ;)

Pues lo dicho, aquí os dejo el vídeo de "Justice", haber que os parece...

JUSTICE - Stress

sábado, 16 de mayo de 2009

Delicioso - parte 3 de 3

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Me encuentro en la azotea de un edificio próximo al Cube Club. Ha comenzado a llover, pero incluso así soy capaz de seguir el rastro. Ese olor a caramelo no es tan fácil de ocultar y menos aún cuando ha pasado a convertirse en parte de mi obsesión. Los neones brillan con fuerza en la noche. Ya es tarde y se acerca la hora de cierre. Respiro profundamente. Oscuridad y el profundo eco de mi respiración, esto es lo único que encuentro. Me retiro a mi interior apaciguando al animal que llevo dentro. Ya queda menos - me tranquilizo - se paciente y obtendremos lo que deseamos.

De repente el olor se intensifica sobremanera. Esto rompe cualquier intento de calma, de hecho es la razón por la que estoy aquí. Abro los ojos y observo que del local ha salido una pareja. Los conozco perfectamente, son ellos, Geraldine y su héroe traidor. Están a punto de doblar la esquina y antes de perderlos de vista salto a la azotea de enfrente. Hay una gran distancia, cosa que no me impide llegar hasta mi destino, pero lo que si me preocupa es mantenerme oculto. Me asomo al otro lado del edificio y no los veo. Esto me preocupa, mi corazón siente un vacío extremo. Agudizo mi olfato. No puede ser, están muy cerca, el olor es aún más intenso. Voy hacia un lateral y observo con cautela en la oscuridad. Ahí están, por eso mismo no habían llegado al otro lado. En una esquina, agazapados en el oscuro anonimato, creen estar a salvo.

Me deslizo por la pared con una simple caricia sobre el frío y húmedo ladrillo. Me convierto en aire, agua, polvo y estrellas. Soy un todo y no soy nada. El ruido no se percata de mi, por lo que no existo para él. Formando parte de las sombras, los observo con enorme curiosidad. Se besan, se tocan no dejando hueco por explorar. Las manos de él se introducen bajo la ropa de Geraldine hasta destapar uno de sus senos. Humedo y blanquecino, pezón erguido, orgulloso y malherido hasta quedar violentamente oculto por su boca. Ella se arquea dejando que su cabellera apunte hacia el suelo. Sus ojos cerrados se alzan al cielo mientras gime. Su respiración entrecortada y el acelerado bombeo de su corazón llegan a mi. No puedo más que sonreir, es una escena tan... ¿típica? ¿apetecible? Él la vuelve a agarrar con fuerza por el cuello y la atrae para recuperar esos besos sin dirección. No puedo evitar que todo esto me recuerde a un pasado muy lejano. Él la empuja hacia abajo mientras se desabrocha los pantalones. Geraldine obedece sumisa mientras toma entre sus manos su sexo erecto. Lo besa y chupa hasta hacerlo desaparecer en su boca. Este es mi momento, ha llegado la hora.

Polvo de estrellas en una densa oscuridad cuya levedad hacen de su movimiento una bella expresión del exisitir. Brillantes minucias sin significado propio que lo son todo. Ausencia de frecuencias hasta que, una vez más, es mi respiración la que se abre hueco hacia la mar. No es una mar cualquiera, es roja, viva y muerta, agitada y maltratada, virgen y desolada. Voy hacia ella, su rumor imperceptible clama mi nombre en una cadencia hipnótica. La eterna repetición, el eterno contínuo, no es más que eso, una acción más dentro de un mundo repleto de actividades muertas, sin sentido, sin rumbo fijo, pero que lo son todo para un correcto funcionamiento... en ese punto nos encontramos amigos y no lo sabeis. Soy vuestra sombra, soy quien limpia la basura que dejais a vuestro paso, soy quien permite que vuestras vidas puedan ser reales... soy yo el resultado de vuestras pesadillas, soy yo el deseo de vuestras vidas, vuestras frustaciones hechas persona... ese soy yo.

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Epílogo

Geraldine abre los ojos. Se encuentra mareada, pero no tarda más de un segundo en darse cuenta de que todo es real. Sale de su cama y se dirige a la ventana. Fuera, el día es gris y oscuro, la lluvia parece acompañarla desde aquella noche. Han sido muchos los interrogatorios, muchas incógnitas y un total desconocimiento de lo sucedido. Se le hace un nudo en la garganta con solo recordarlo. No puede evitar sentirse sucia y aterrada. A oscuras, en un callejón, borracha y chupándosela a su novio hasta que de repente este cae sobre ella. Su primera reacción fue mandarlo a la mierda pero lo siguiente fue un grito que tuvo que escucharse hasta en el mismo infierno. Allí, frente a ella, su cuerpo decapitado no era más que un contínuo regadero de sangre. El olor a muerte, las salpicaduras, su pene aún presente. No puede soportarlo, se tapa la boca intentando ahogar un grito de angustia ante el tremendo horror de la barbarie y el enorme temor a lo desconocido. Su corazón late a una velocidad inusitada y un desorbitado vacío crece en su pecho. No cree que pueda soportar mucho más así, ni tan siquiera con la medicación. Su vida ya no será igual.

De repente, a lo lejos, a través de la ventana, puede ver como alguien la observa. Es extraño, puede sentir su mirada penetrándola. El tiempo parece detenerse. Todo se calma. No sabe muy bien lo que ocurre, pero le resulta familiar, tentador, agradable y misterioso. La situación actual parece no tener importancia. Algo le dice que todo puede cambiar, que todo irá bien. Tiene miedo, pero se siente atraída ante esta extraña sensación ¿quien es? Sus ojos parpadean para recuperar su hidratación y ese mínimo instante casi inapreciable su misterioso hombre ha desaparecido. Aún así, sabe que ahora no está sola. Cierra la cortina preocupada. No es normal esto que siente, pero prima su incertidumbre. Se tumba en la cama ensimismada mirando al techo. Poco a poco cierra sus ojos y lo único que ve es polvo de estrellas en una densa oscuridad cuya levedad hacen de su movimiento una bella expresión del exisitir...

domingo, 10 de mayo de 2009

Delicioso - parte 2 de 3

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Pasan las horas y ando ensimismado en mis pensamientos, inmerso en la nada, ausente de la realidad para no sufrir las consecuencias de la inanición. Hace ya días que no pruebo bocado. He intentado ser todo lo humano que me es posible, pero como todo ser, el hambre puede conmigo. Ya es la hora, es el momento de dejar paso a mi verdadero yo. Mis instintos gritan con ansia, pero aún sigo siendo dueño de mis actos. Tengo paciencia, pero ya es momento de darla de lado. Divirtámonos, hagamos de la noche una fiesta, una gran bacanal en la que saciar a la par mi hambre y mi ego. La cuestión de todo esto es que no es únicamente una necesidad. Desde luego es lo más importante, pero subyace algo más, algo que me hace sentir vivo, algo que me posee, algo que invade todo mi ser y hace que me divierta tanto que simplemente me dejo ir hasta el límite para que la experiencia sea aún más gratificante. La plenitud de mi ser, la vida en la muerte, la muerte de la vida... que eterna contradicción y que enorme diversión.

Ya es tarde y son varios los capullos que han pasado por aquí mofándose como los cobardes que son, en grupo y a una distancia prudencial. El último encuentro ha sido el más prometedor, estoy seguro que de ahí saldrá algo bueno. Un grupo de chicos y chicas han estado insultándome desde la propia entrada del callejón. En respuesta a un gruñido mío sin sentido, han empezado a escupirme y me han tirado una botella de cristal mientras salían despavoridos gritando y riendo. La botella se ha hecho añicos en la pared, justo al lado de mi cara. He tenido que esquivarla y al hacerlo he perdido el equilibrio teniendo que apoyar ambas manos en el suelo. Es por ello que me he cortado profundamente en la mano izquierda. La sangre brota sin cesar. Los orines y la mierda que me rodean se funden con la sangre que fluye viva y muerta. Para ser sinceros no siento dolor. El único problema es la visión que me produce mi propia sangre. Mi corazón se acelera, mi hambre aumenta y la paciencia desaparece. Estoy seguro que alguno de estos cabrones volverá y cuando esto ocurra seré feliz.

- ¿Se encuentra bien señor? - me giro hacia la voz y compruebo que es una de las chicas que iba con el grupo. Ahora que me percato, esta en concreto permaneció en silencio y a distancia. Lo que más me sorprende de todo es que no haya sido capaz de darme cuenta de que aún seguía ahí.

- Lo siento de veras, son unos capullos y cuando beben no saben lo que hacen - intenta disculpar a sus amigos, pero no conseguirá nada con ello. Se acerca y se da cuenta del estado en el que me encuentro. - ¡Dios mío, está sangrando! Voy a llamar a una ambulancia...

- ¡No! - le grito antes de que se marche. Ha sonado algo desesperado, por lo que intento calmarla - No te preocupes, es solo un arañazo.

- ¿Pero que dice? Si no para de sangrar

- De veras, estoy bien. Hazme el favor y no llames a nadie - le digo sin apartar mis ojos de los suyos. Parece caer en mi red. Sus nervios desaparecen y una calma inusual se abre paso. Siempre funciona, es un don del que me siento orgulloso.

- Por lo menos déjeme ayudarle - se acerca a mi mientras busca algo en su bolso. Saca un pañuelo de tela y se agacha mientras coge mi mano. La verdad es que no me esperaba esto, no salgo de mi asombro. Parece no tener ningún repudio hacia mi, un desconocido maloliente y asqueroso. Siento sus manos cálidas, su respiración, el olor a dulce que desprende su piel. La estudio detenidamente y por primera vez me percato de que no es simplemente una cara bonita. Hay algo en ella que me asusta y que no puedo controlar. Intento quitarme esta sensación de encima y me centro en el hambre, en la ira, en el dolor...

- Por lo menos ha sido un corte limpio - me dice mientras limpia la sangre con delicadeza. - Yo, si fuese usted, iría a que me viese un médico. - Me siento aturdido y por primera vez soy incapaz de centrarme en lo que más deseo.

- No, no hace falta, no te preocupes, estaré bien - le respondo a trompicones y me sorprendo por ello. No me reconozco y eso me asusta ¿Que me está pasando? Su olor cada vez me penetra más adentro, tanto que algo parece atarme de pies y manos.

- ¡¡¡Geraldine!!! ¿Que coño estás haciendo? - uno de sus amigos, justamente el que tiró la botella, aparece por el callejón en su busca.

- ¡Le habeis herido con vuestros estúpidos juegos! - le reprocha. Él se acerca por la espalda y la coge por el brazo con fuerza arrastrándola hacia él. Intento reincorporarme, pero antes de que pueda, nuestro héroe me propina una patada que me manda de vuelta al suelo.

- ¡No! - grita ella mientras se deshace de las garras de su supuesto protector para volver a ayudarme.

- No seas estúpida - esta vez le cuesta menos hacerse con ella y arrastrarla hacia la salida del callejón - ¿No ves que puede contagiarte cualquier cosa asquerosa? Olvídate de él, bicho malo nunca muere.

Geraldine... nuestros ojos vuelven a fundirse en una sola mirada. Hay un vacío sin intención, paz y tranquilidad, ninguna pretención, no hay caza, no hay planes, no hay mentiras...

- No te preocupes, ya te he dicho que estoy bien - la tranquilizo mientras dejo que su amigo se la lleve. - Ahora mismo me voy de aquí e iré a que me cosan esto - le digo mientras le enseño la mano. Me doy cuenta de que tengo el pañuelo vendando la herida.

- Quédatelo y aprétalo bien para que no sangres más - me dice - Me alegro que vayas al médico y lo siento mucho, de veras. - Estas son sus últimas palabras antes de desaparecer arrastrada por su amigo.

Geraldine... Geraldine... Geraldine...

Me reincorporo, estiro todo mi cuerpo y me alzo al cielo en un grito sordo. No emito ningún sonido pero todo mi ser tiembla. Estoy preparado y mi víctima también lo está... aunque no lo sepa.

lunes, 4 de mayo de 2009

Delicioso - Parte 1 de 3

Francis Bacon

El frío se hace cada vez más intenso mientras pasan las horas. La noche cae y mi estado de hibernación comienza a convertirse en una alerta de superviviencia. Realmente esta es mi vida, mi sustento, pero al mismo tiempo es mi pasión. Aunque el hambre es aterradora y el dolor me acompaña en cada movimiento, me divierte ver como cualquiera que pasa ante mi podría ser una presa más. Al principio no son más que rostros rebosantes de prepotencia que me observan con desprecio, pero no es más que eso, solo el principio. Desde su posición no soy más que un tirado, un indigente más que se arrastra por los suelos suplicando una mísera limosna, un borracho sucio, un incordio en sus impolutas vidas. Pero esto que ellos ven no es más que una mera máscara. Al final se lo que va a ocurrir, siempre es lo mismo, pero me sigue llenando de placer. Su altanería, irremediablemente, se transformará en terror, en súplicas. Entre otras cosas, es de lo que me alimento.

El callejón en el que vivo durante estos días no es muy diferente a cualquier otro. Sucio, húmedo, lleno de escombros y restos. Se haya muy cerca de una zona de ocio nocturno donde la juventud no hace más que vivir del vicio, drogas, alcohol, sexo... en definitiva, la combinación perfecta para que mi experiencia sea aún más plena. Frente a mi tengo un espejo roto en el que mi reflejo, aunque vago, me hace ver la perfección de mi camuflaje. Diferentes prendas a cual más horrible, llenas de mugre y despidiendo un olor nauseabundo que casi hace que me empalme. Mi rostro es imposible de adivinar bajo una densa barba y una alocada melena apelmazada por la cantidad de suciedad acumulada. Muchos en mi condición sentirían la miseria y el abandono, para mi no es más que un medio a través del cual conseguir lo que quiero, cuando quiero y como quiero.

Podría elegir una víctima, la que más desee, pero os aseguro que me proporciona mucho más placer esperar hasta que ellas mismas vengan a mi. Creo que no es muy dificil imaginarse la razón. Es matemática pura, un callejón en una zona de bares + un indigente tirado + un sin fin de jóvenes borrachos... la fórmula es evidente y el resultado demoledor.

(...)

domingo, 3 de mayo de 2009

El aletargado paso de los días

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Horas libres, despreocupadas y descansadas. Música, conciertos y encuentros con amigos además de un merecido descanso.

- El concierto: Russian Red
El auditorio del Paraninfo de la universidad estuvo repleto desde el principio. Por lo que se ve la gente esperaba este concierto con ansias. Tras una chapucera presentación por parte de alguien de la organización, apareció en escena la angelical Lourdes. Sin lugar a dudas, algo que no me esperaba, era la perfección, casi insultante, de la voz de ella. Era imposible no caer rendido ante una especie de hipnosis colectiva. Su voz nos acarició en todo momento meciéndonos en un magnífico concierto. Lourdes y sus dos músicos que podían con todo, estuvieron perfectamente correctos e hicieron que saliéramos contentos de un evocador recital de sentimientos musicales. La única nota discordante fue ese público masivo que muchas veces carece de respeto para con los demás... pero apenas nada...

- La sesión de música y el encuentro con amigos:
Este viernes me toco, o más bien elegí, sesión doble. Por un lado en el local en el que siempre pincho y luego en una fiesta que organizaban unos amigos. Si echamos cuentas entre una y otra acabé llegando a casa muy tarde. Aún así lo pasé muy bien, como siempre... pero algo debe de cambiar. Estoy cansado, quemado, hastiado... un círculo vicioso del que es dificil salir, por lo menos para una persona como yo. Solo se que desde hace ya algún tiempo estoy viviendo el principio del fin... pero eso es otra historia.

- El ansiado descanso:
Este fin de semana lo he pasado en casa de mis padres. Estos han salido de vacaciones y me han pedido que cuide a Ritchie, el rey de la casa, o sea, el gato, el que mejor vive de todos nosotros. La verdad es que me ha venido bien. He estado solo, sin nadie a mi alrededor, disfrutando de películas, siestas y algo de introspección. Llevo una semana pensando en algo que llevo tiempo queriendo hacer pero que supone un cambio que realmente no sabré si me resultará benificioso hasta que lo haga. Para ser sincero, me está costando decidirme, aunque tarde o temprano lo acabaré haciendo. Es lo que deseo y creo que es necesario realizar aquello que queramos sin importarnos lo que suceda. Eso si, primero hay que valorar la situación y tomar medidas previas... justamente me encuentro en ese punto.

Y así he pasado estos días, podría escribir mucho más, pero por ahora hay cosas que es mejor no salgan a la luz. He sufrido la desaparición de la fuerza por palabras necias que intentaban convencerme. Yo mismo he sido el interlocutor, emisor y receptor, todo en uno. Hablar con los demás para no más dar vida real a tus pensamientos, a tus temores, a tus angustias, a tus deseos... hablas, explicas, incluso convences a los demás... pero a fin de cuentas no es más que un discuros para uno mismo. Todas esas palabras se las ha llevado el viento y no han servido más que para exponer mis debilidades y volver a caer una y otra vez en los mismos errores. Es por ello que el silencio va ganando terreno para dejar paso a la acción, es ahí cuando podré hablar bien alto.